miércoles, 7 de septiembre de 2011

4 de septiembre, Kagoshima, Chiran

Tempranito tocaba coger un tren para irse más lejos y huir definitivamente del tifón. Al extremo sur de la isla más al suroeste de las principales, Kyushu.
Gracias a que en marzo abrieron el último tramo que les faltaba de Shinkansen, se puede ir en alta velocidad hasta Kagoshima directamente.

Todos los Shinkansen te ofrecen la posibilidad de enchufar un portatil, cargador, etc.



Aquí a cuerpo de rey en el tren bala:


En la entrada a Kyushu (que no vi el puente que une las islas porque el Shinkansen va por un tunel) seguía lluviendo y me esperaba lo peor, pero al sur medio lucía el sol. Por fin se me secarían las zapatillas...


Esta zona es como más tropical, y a mi me da la sensación de que los edificios son más del estilo occidental con bloques de pisos, y la gente como más hawaiana con sus camisas y música que suena aquí y allá en los comercios:


Decidí dejar las cosas en el hotel, y tomé tren local (por suerte JR) hacia Chiran, y sorpresa, era un tren especial de turisteo con vistas:


Cuando llegó a la estación echaba agua por encima de las puertas para que pareciese un tren a vapor. Por dentro así de chulo y de madera:




Había un equipo de la televisión KTS haciendo un reportaje.


Desde el tren se podía ver según ibamos hacia el sur, el volcán Sakurajima. Este está activo, y a principios del siglo XX, entró en erupción, y lo que era una isla se unió a tierra:


La azafata pasaba con un cartel conmemorativo y se ofrecía a sacarte una foto. Ahí me tenéis. Este tren lo cogía la gente antiguamente para ir a Ibusuki, un sitio famoso del que luego os hablo:


Sakurajima con la bahía de por medio:


Como tengo un imán especial para las presentadoras (veanse mis trabajos para ETB y otros medios), la presentadora no pudo reprimirse y vino a hablar conmigo. Pero como no sabía japonés, parece que no le servía para el reportaje. En todo caso ahí estuvimos hablando un rato del tren y las vistas y tal. La presentadora la que va de pié y detrás el cámara de KTS. Ellos me grabaron a mi, y yo les saqué una foto para mi blog :)


Y llegué a Kiire, que es un pueblecito, todo muy tranquilo. Ahí veis pasando un tren de la compañía de Kyushu, bajando las barreras al tráfico y tal. Por cierto, aquí tienen unas cuantas líneas de estas secundarias con trenes de gasóleo en vez de eléctricos:


Aquí cogí un autobús que me acercó a Chirán. Jardines y árboles cortaditos adornaban las calles:


Y ahí al fondo está el museo de la paz de Chirán:



Pero antes, a comer, Udon frío y tempura, que se mojan en la salsa de la taza:



Muchos establecimientos en estos sitios, son restaurantes y tiendas de souvenirs a la vez, con bastante espacio. Este tenía este escaparate por un lateral:


Este era un edificio auxiliar de otra cosa:


Al fondo el museo:


¿Y de qué va este museo? Pues es por decirlo así, el museo del kamikaze. Desde la base aérea de Chirán salieron la mayoría de los aviones y pilotos de la escuadra kamikaze en las operaciones de defensa de la línea de Okinawa, donde Japón se estaba jugando ya el todo por el todo intentando evitar que los americanos llegasen a las islas principales en la guerra del pacífico.

Fuera tenían un par de cazas:






Esta es la estatua del kamikaze, por los jóvenes (igual que los soldados americanos, la mayoría rondaba los 20) que fueron a dar su vida por proteger la nación:


Y esta es la estatua de la madre, que desde un lado le mira, esperando reencontrarse en el más allá:



Por supuesto, aquí hay un templo y santuario dedicado a los "vientos divinos":


El museo impresiona más que por los aparatos que se pueden ver y todo tipo de equipos de la segunda guerra mundial (uniformes, petacas, fusiles, cantimploras...) por las cartas y poemas y que los kamikazes dejaban el día anterior.
En todo caso, tienen piezas únicas, como un Hien (Caza tipo-3) hecho con piezas de recambio de aquí y allá, un Hayate (Caza tipo-4) que los americanos devolvieron y que sobrevivió gracias a que lo tenían durante la guerra capturado para su estudio (destruyeron los que había en Japón), un Hayabusa (tipo 1), o el fantasma de un "Zero" (tipo-0).

Aquí se emocionaban mucho más los japooneses que yo, pero hay relatos duros con las últimas voluntades de padres que se despedían de sus hijos pequeños con mensajes para cuando supiesen leer, cartas despidiendose de las familias y explicándoles lo que sentían en esos momentos, o poemas, un poco al estilo haiku, despidiendose de la vida.

En la entrada hay un mural que creo que recoge bien la mentalidad que tenían, el "zero" en destruyendose alcanza su objetivo, y espíritus divinos recogen al piloto todavía en llamas para llevarlo a la "gloria".

Muchos, buscaban en los archivos familiares de familias conocidos, o quizá algún tipo de familiares suyos, porque en las operaciones especiales de Okinawa salieron más del mil pilotos, que nunca retornaban.


Al irse, miraban atrás una montaña que hay al sur de Kagoshima, que por su silueta le llaman el pequeño Fuji (en Japón debe de haber unos cuantos pequeños fujis), y hasta que no lo dejaban de ver, no volvían a mirar al frente ya listos para dirigirse a Okinawa.


Fuera teníán unos barracones, de los que había en la base, y donde pasaban su última noche los pilotos. Estaban semienterrados para dificultar su identificación desde el aire:





Cogiendo de nuevo el autobús, bajé más abajo en Chirán. La zona por aquí es de montañas y bosques también. Ahí tenéis los arbolitos a los lados de la calle:





Y aquí lo que hay es una serie de calles que conservan casas de samurais, con sus jardines reconstruidos de diferentes partes. Las casas no las visitabas (vive gente) pero ves los jardines, y en algunas de ellas, el inquilino enseñaba alguna propiedad en la sala contigua o explicaba cosas:

Saigo Keiichiro:




Con las piedras y ese tipo de árboles, quieren que parezcan parajes de montañas, y muchos tienen ciertas rocas colocadas de tal forma que asemeje una cascada de agua:

Hirayama Katsumi:




Hirayama Ryoichi:





Aquí paré a tomarme un té con un akumaki, que estaba muy rico:





Otros ejemplos:
Sata Mifune:


Sata Tamiko:


Este por ejemplo, quería parecer un dibujo de tinta de un paisaje chino (de esos con montañas altas y estrechas):

Sata Naotada:

El seto estaba de tal forma, que la montaña del fondo era parte de la composición, como si fuese una más de las montañas dibujadas:


Este es el que más me gustó:
Mori Shigemitsu:



La verdad es que estaban bastante conseguidos.
 
En los autobuses suelen tener estos aparatos (aproveché como que quería fotografiar la montaña y le saqué). Arriba un cuadro que te dice dependiendo de en qué zona te has subido (coges un papelito con el número para acordarte) cuánto tienes que pagar.


Al lado del conductor, está la hucha donde echas el papelito y el dinero, y debajo tiene una máquina para cambiar billetes y monedas en monedas de menor valor para que no tengas que subir con el cambio justo y el conductor no tenga que manejar nada de dinero. Recordad, se sube por detrás, y se sale por ahí para pagar al bajar.



¿Y después de esto? Je, je, pues después de esto pillé el tren para llegar al famoso Ibusukim qyue no es ni más ni menos que un pueblo con manantiales naturales de agua caliente elegido por muchos para ir de luna de miel, donde me acerqué a un onsen (balneario) donde por diez míseros euros me di un saludable baño de arenas calientes y me metí en el balneario.

Entras en el hotelillo, compras tu ticket, y te dejan una yukata (el kimono de verano). Te cambias, dejas tus cosas en una taquilla y sales a la playa, donde tienen un espacio reservado. Te tumbas en la arena donde unos currelas han preparado un hoyo con cabecera, te pones la toalla protegiendo la cabeza, te tumbas, y te echan arena encima para taparte.
Está caliente y a la de nada estás sudando (yo no necesité mucho). Ahí estas 10 minutos porque dicen que más puede ser malo.
Es muy relajante porque oyes las olas que llegan hasta tus pies casi casi, y al fondo está el monte de los kamikazes que os contaba.

Después sales, con la yukata empapada en sudor, te quitas un poco la arena, y vas al hotelillo. Entras en tu zona, no la vayas a liar que aquí en los balnearios se va desnudo y no hay zona mixta, tiras la yukata en un espacio para lavar y te metes en unas duchas a presión para quitarte la arena, o te duchas tú mismo.
ASí entras al onsen, donde es un poco lo mismo que un baño público (lavarte fuera, y ya sin jabón entras en la bañera de agua caliente) pero aquí el agua estaba un poco más caliente (unos 45 creo) y salía natural de los infiernos que hay debajo de Kyushu. Después te mojas un poco menos caliente, y te metes en la sauna. Aguanté 3 minutos, los muy animales la tenían a 82 grados, me sentía como un pollo en el horno.
Evidentemente ropes a sudar una barbaridad.

Y de ahí, agua "tibia" de nuevo con un cazo y a la bañera de agua fría. Y te quedas niquelado. Una maravilla. Sales de allí flotando.

Arriba un heladito al lado de la máquina de agua fría mientras veía con un señor mayor el tiempo en la tele (El tifón seguía haciendo de las suyas en el centro) y de vuelta al tren para Kagoshima.

Me contaron más tarde que normalmente los tifones solo tardan un día o dos en cruzar, pero este estaba siendo lento, y ahora trocía además hacia Hokkaido (la isla norte de las 4 grandes) y por el este también subía otro.

Ese es el hotelillo de los baños de arena:


Y aquí estamos un viejo tren de JR, la luna y yo:



Esto se veía más o menos desde la habitación de mi hotel:

2 comentarios:

  1. Eres un soñador, y creo que ya tienes muchas ganas de volver. Un abrazo.

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  2. ¿Que tengo ganas de volver? ¿Y eso por qué?

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