Cómo no, los de la pérfida Albión siempre liándola.

Por fin en Tokyo, salgo del avión, llego a recoger las maletas y ¡tachán! Una maleta de metal años 80 con mi nombre escrito en un papel grandote: ¡Adiós! me digo, ya han roto las botellas y me han cambiado de mochila.
Según la cojo para leer bien el mensaje, llega una mujer corriendo apurada. Nada, que los ingleses no metieron mi mochila en Londres y que no llegará hasta mañana.
Ella y otra chica me atienden todo lo amablemente que pueden disculpándose y relatando lo que tenía que hacer ahora. Pues un montón de burocracia con las cosas que llevaba en la maleta y su valor, a ver en qué hotel iba a estar, que me lo mandaban allí y tal... Al final me han dado una visa con 35 libras para que me compre cositas, y si necesito más, que les lleve las facturas a los Iberia después.

Me ha acompañado a la aduana, se ha disculpado una vez más, me ha entregado una tonelada de papeles con información y a seguir.
Y yo que ando mareado ya de tantas horas, con el calor que hace aquí, y ponte a descubrir cosas nuevas, no he sabido como sacar 35 libras en yenes en el cajero. Y como tenía que validar mi pase de tren y coger el tren a Kyoto lo he dejado para la tarde (caduca en tres meses) dice uno de los papeles.

Repaso rápido a las cosas que me han llamado la atención:
Entre municipios y campos cultivados hay montones de grupos de arboles, están todos muy unidos, como las ovejas cuando tienen miedo y se apretujan. Son muy altos y quedan muy bonitos. En la zona de Narita al menos hay bastantes y ocupan grandes extensiones. Y de camino a Kyoto también he visto.
Ya he visto grupos de personas juntas sacando fotos. Por lo que he leído hay mucho aficionado a la fotografía y salen juntos a fotografiar algún tema (jardines, campos, etc.)
También he visto ya algunas mujeres con sombrilla para protegerse del sol. Y a chicas ciclistas (en Kyoto usan bastante las bicis) con unas viseras parecidas a las de soldador, pero menos aparatosas y con más diseño.
Y he visto a la primera lolita, me ha sorprendido un poco y se me ha quedado mirando como "mira éste qué raro" je, je. (Luego en Kyoto ya he visto también alguna otra).

El shinkansen, el tren bala, es impresionante. El que me ha tocado para ir a Kyoto, no es tan moderno por dentro, pero por fuera es bastante interesante, aunque lo más sorprendente es la regularidad con la que funciona todo. Todo llega a su hora, todo sale a su hora, y en la estación de Shimagawa (Tokyo) donde lo he cogido, había 4 andenes y pasaban trenes de alta velocidad cada 6 minutos por cada uno de ellos.

Por cierto, aquí no escatiman en gente. Gente para atender, guardias de seguridad, puntos de información... Y te contestan preocupándose por resolverte la duda, dedicando el tiempo que sea necesario. (a ver cómo es la cosa en otros sitios).

Estoy cansado, llevo una sudada de espanto y tengo unas ganas locas de llegar al hotel, darme una ducha e ir a comprarme ropa. Ya verás tú qué risas después para pelearme con los de Iberia por las facturas...

Y nada, hoy no estoy muy fotógrafo. Además hasta que no me entere un poco de lo que se puede fotografiar aquí o no me cortaré un poco. Pero como desde el tren no hay mucho que ver a la izquierda (a la derecha intentaría buscar el Fuji), pues escribo un rato.

Mañana os cuento más, porque recién ahora descubro cómo crear entradas en el blog vía e-mail ya que el editor de texto de blogspot no me carga, no sé muy bien porqué.